Estudié sociología porque, si debía ir a la universidad, estudiaría ello antes que nada. Lo supe desde que estaba en la escuela. Sin embargo, nunca estimé cuánto me costaría hacerlo relegando la música a un segundo plano: me fue difícil, muy difícil (tanto que me resultó difícil verla y estudiarla, relegada). Los temas que estudié eran más que apasionantes y no en vano pasé 3 años dictando clases allí, como asistente de cátedras; pero siempre hubo una urgencia, una sombra que me acechaba y reclamó hasta languidecer… conmigo.
Al terminar la universidad trabajé porque adquirí la visión suficiente para saber que mis sueños de ser y hacer música no deberían nunca caer en la ceguera de los idilios y apasionamientos extremos (eso me hubiera llevado a mandar todo al diablo, coger mi guitarra y salir caminando por donde pueda; pero la verdad es que no creo que nunca deje de ejercer la sociología: no quiero; pero tampoco lo quiero en la manera actual). Me involucré con la reducción de riesgos de desastres, la respuesta a ellos (lo cual me suele tener en frente de escenarios muy pero muy críticos… sobre todo para los pobres afectados por estos desastres) y la adaptación al cambio climático… y empecé a laborar, esperando contribuir en la reducción sostenible de la pobreza.
Demoré tres años en ahorrar dinero suficiente (tras muchísimas pérdidas y ganancias) y emprendí la aventura que ya todos conocen. Aquel año, 2009, fue realmente duro en horas/hombre para mí. Trabajé de día, grabé de noche y dormí muy mal. Pero el disco y su pequeña presentación se dieron, para felicidad mía.
Algo que sé que debí hacer, que debí planificar dentro del proyecto de este primer disco, fue la promoción del mismo (difundir un single, correos masivos, postear mucho en todos los blogs, etc.). Lo sé porque de alguna manera soñé con la posibilidad de que este disco me cambiara la vida, me ayudará a dar el giro qué más quiero darle a ella y así por fin tener a la música por columna vertebral… pero no ha sido así, y lo entiendo perfectamente. Lo entiendo perfectamente porque no le he dedicado el tiempo suficiente tras los conciertos de presentación del disco. Los videos aún no están listos porque quien debió hacerlo se ha retrasado, una pena. Por mi parte, yo, después del extenuante 2009, me cuesta mucho llegar por las noches y postear y difundir hasta el hartazgo. La verdad, he renunciado a esta tarea y tan solo espero que el disco sea como un hijo: que recorra sus propios caminos, que se caiga a veces y que otras se levante, que crezca y ojalá ande por muchos lugares y mentes. Si me preguntan qué canciones hubieran sido singles, quizá hubiera dicho 1) Sistemas relativos, 2) Garras de guerra, 3) Per/seguir y 4) Ciudad. Ojalá los que lleguen a leer esto -si es que alguien lo hace- crean aunque sea un poco en mí, en mis canciones, y me ayuden a encontrar más eco, en más personas a las que les puedan gustar.
Sé que no podré vivir de la música en el corto plazo, sé que quiero grabar un segundo disco, sé que debo hacer una maestría internacional si quiero tener un mejor escenario profesional, sé que no me alcanza el dinero ni para los trámites respectivos y que con las justas alcanzo a cubrir los costos de grabación.
He viajado mucho y conozco bien casi todo mi país, pero he viajado muy poco al extranjero y la idea de irme bruscamente (si es que consigo alguna beca) me atemoriza mucho. Siento que me costaría demasiado psicológicamente desligarme de todo, que sería muy violento… pero… también creo que mi abanico de posibilidades no es amplio… quizá deba apostar más por la música… ¿apuesto por completo? …. ¿sigo como hasta ahora (utilizando mis recursos existentes para solventar lo que pueda de música)? ¿O debo dejar la música por un tiempo para poder gestionar bien mis papeleos y estudios?
Por ahora, todos los días me levanto a las 6:00am para estudiar inglés on my own (me falta muy poco para superar el puntaje que las universidades del exterior solicitan), voy al trabajo hasta tarde y grabo el segundo disco por las noches, hasta que el sueño me venza. La verdad… esto me está costando mucho… creo que no me siento bien… pero… ¿qué haces cuando por dentro hay un grito que ruega por hacer ciertas cosas? Lo intento, al menos… espero no “fundir el motor” de mi mente, me cuidaré de no traspasar el límite de la exigencia, porque definitivamente ando por esos linderos.
Espero hallar fuerzas que me empujen a seguir adelante con tesón y mucha alegría... lo necesito, y mucho.
Aquí escribiré todo lo relativo a mi música y todos sus alrededores. Producir los tres primeros discos fue y está siendo una labor enorme que pienso debo intentar registrar.
marzo 15, 2010
marzo 02, 2010
Ayuda para Chile... ayuda para Perú.
El gobierno peruano ha enviado muchas toneladas (6 aviones hasta ahora) de ayuda a Chile. Realmente el escenario de desastre es crítico y se necesita ayuda humanitaria inmediata.
Por otro lado, desde que inició el año 2010, la sierra del Perú (las regiones de Cusco, Puno, Huancavelica, Ayacucho, Junín, entre otras) ha recibido los durísimos embates de las lluvias, deslizamientos y desbordes de ríos, generando más de 26.000 personas damnificadas (personas que lo perdieron todo) y 117.000 afectadas (quienes no perdieron todo pero sí gran parte de sus posesiones y medios de subsistencia).
Al día de ayer (1 de marzo), el estado peruano reportó 10.087 viviendas destruidas y 28.894 viviendas afectadas -no se sabe qué porcentaje de estas últimas estarían inhabitables - como producto de todos estos escenarios de desastre en lo que va del año.
El 15 de febrero de 2010, el diario El Comercio (uno de los más serios del Perú) afirmó que en la región Ica se ha construido solo 10.000 viviendas de las más de 43.000 destruidas por el la catástrofe del terremoto del 15 de agosto de 2007. Cuánta gente todavía padece, cuánta.
Si apreciamos las cifras y calculamos un poco apenas, podemos entender la lentitud con la que el gobierno dará respuesta a estas actuales emergencias: unos 3 ó 4 años, quizá… y sin tomar en cuanta otros factores como la recuperación de los medios de vida (la cantidad de hectáreas de cultivo y ganado perdido y/o afectados se cuenta por millares también)….. quizá peor aun.
Sí, peor aun, porque el gobierno peruano, ha decidido no solicitar ayuda a la comunidad internacional, aduciendo que “la capacidad de respuesta nacional no se ha visto sobrepasada”.
Es cierto que el estado puede poseer los medios financieros para dar la respuesta, pero está lejísimos (créanme, demasiado lejos) de poseer la capacidad organizacional y logística para implementar acciones de respuesta que satisfagan las urgencias de toda la población afectada y damnificada. Lejísimos de poder gestar una recuperación temprana digna. En otras palabras, urge con gran evidencia la ayuda de la cooperación internacional. Ya sea para dar muchísimo apoyo técnico y así agilizar las acciones de respuesta o para venir con financiamiento incluido e implementar acciones inmediatas, lo importante es que algo de esto suceda ya, porque tantos miles de seres humanos no pueden permanecer así. Esta es una catástrofe silente, lamentablemente porque no se toman las decisiones adecuadas desde los niveles más altos del gobierno central. Demasiadas instancias de gobierno precisan que es urgente el apoyo de la comunidad internacional (institutos nacionales, gobiernos regionales y provinciales, entre otros), pero “Donde manda capitán…”…
Entre la catástrofe de Haití y la de Chile, sin el llamado formal por parte del gobierno peruano, temo mucho un desenlace terrible y desapercibido: los pobres se empobrecerán más y nadie habrá hecho nada, nada sustancial.
Entiendo perfectamente a nuestros hermanos chilenos y siempre consideraré muy necesaria la ayuda que el Perú le está haciendo llegar… pero al mismo tiempo, suplico por los que no tienen voz, allá en las alturas de la sierra, y que temo se queden solos, desatendidos en sus urgencias más transparentes.
Camilo.
Por otro lado, desde que inició el año 2010, la sierra del Perú (las regiones de Cusco, Puno, Huancavelica, Ayacucho, Junín, entre otras) ha recibido los durísimos embates de las lluvias, deslizamientos y desbordes de ríos, generando más de 26.000 personas damnificadas (personas que lo perdieron todo) y 117.000 afectadas (quienes no perdieron todo pero sí gran parte de sus posesiones y medios de subsistencia).
Al día de ayer (1 de marzo), el estado peruano reportó 10.087 viviendas destruidas y 28.894 viviendas afectadas -no se sabe qué porcentaje de estas últimas estarían inhabitables - como producto de todos estos escenarios de desastre en lo que va del año.
El 15 de febrero de 2010, el diario El Comercio (uno de los más serios del Perú) afirmó que en la región Ica se ha construido solo 10.000 viviendas de las más de 43.000 destruidas por el la catástrofe del terremoto del 15 de agosto de 2007. Cuánta gente todavía padece, cuánta.
Si apreciamos las cifras y calculamos un poco apenas, podemos entender la lentitud con la que el gobierno dará respuesta a estas actuales emergencias: unos 3 ó 4 años, quizá… y sin tomar en cuanta otros factores como la recuperación de los medios de vida (la cantidad de hectáreas de cultivo y ganado perdido y/o afectados se cuenta por millares también)….. quizá peor aun.
Sí, peor aun, porque el gobierno peruano, ha decidido no solicitar ayuda a la comunidad internacional, aduciendo que “la capacidad de respuesta nacional no se ha visto sobrepasada”.
Es cierto que el estado puede poseer los medios financieros para dar la respuesta, pero está lejísimos (créanme, demasiado lejos) de poseer la capacidad organizacional y logística para implementar acciones de respuesta que satisfagan las urgencias de toda la población afectada y damnificada. Lejísimos de poder gestar una recuperación temprana digna. En otras palabras, urge con gran evidencia la ayuda de la cooperación internacional. Ya sea para dar muchísimo apoyo técnico y así agilizar las acciones de respuesta o para venir con financiamiento incluido e implementar acciones inmediatas, lo importante es que algo de esto suceda ya, porque tantos miles de seres humanos no pueden permanecer así. Esta es una catástrofe silente, lamentablemente porque no se toman las decisiones adecuadas desde los niveles más altos del gobierno central. Demasiadas instancias de gobierno precisan que es urgente el apoyo de la comunidad internacional (institutos nacionales, gobiernos regionales y provinciales, entre otros), pero “Donde manda capitán…”…
Entre la catástrofe de Haití y la de Chile, sin el llamado formal por parte del gobierno peruano, temo mucho un desenlace terrible y desapercibido: los pobres se empobrecerán más y nadie habrá hecho nada, nada sustancial.
Entiendo perfectamente a nuestros hermanos chilenos y siempre consideraré muy necesaria la ayuda que el Perú le está haciendo llegar… pero al mismo tiempo, suplico por los que no tienen voz, allá en las alturas de la sierra, y que temo se queden solos, desatendidos en sus urgencias más transparentes.
Camilo.
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